Adolescence y la vida en juego: reflexiones para prevenir el suicidio en jóvenes
- Raquel Suazo
- 27 ago
- 3 Min. de lectura
Introducción: cuando la pantalla nos habla de lo que callamos
Las series juveniles han abierto un espacio necesario para hablar de temas que por mucho tiempo fueron silenciados. Adolescence es un ejemplo de cómo la ficción se convierte en espejo de realidades difíciles: depresión, bullying, violencia familiar, consumo de sustancias y, en su trasfondo más doloroso, la posibilidad del suicidio.
No se trata de un simple entretenimiento; es un relato que refleja los miedos, luchas y contradicciones de una generación que muchas veces se siente incomprendida. Hablar de la serie es también hablar de nuestros adolescentes reales, de sus silencios y de la urgencia de acompañarlos con empatía.
El suicidio adolescente: un problema global
El suicidio es hoy la cuarta causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años (OMS, 2021). En América Latina, las cifras han aumentado en la última década, vinculadas a la presión social, la falta de acceso a salud mental y la normalización de la violencia (PAHO, 2022).
En El Salvador, el Ministerio de Salud ha alertado que las tasas de intento suicida en adolescentes son motivo de atención prioritaria (MINSAL, 2023).
La ficción de Adolescence nos recuerda que detrás de cada estadística hay una historia de dolor que pudo haberse transformado en esperanza si alguien hubiera escuchado a tiempo.
Lo que muestra Adolescence: señales y silencios
Los personajes de Adolescence transitan experiencias que reflejan señales de riesgo que en la vida real suelen pasar desapercibidas:
Aislamiento repentino y pérdida de interés en actividades antes significativas.
Conductas de autolesión.
Expresiones de desesperanza (“nada tiene sentido”).
Cambios drásticos en el humor.
Búsqueda de sustancias como forma de escape.
La serie no idealiza estas situaciones: nos confronta con la crudeza de lo que viven muchos jóvenes en silencio. Como adultos —padres, madres, docentes, profesionales de la salud— necesitamos aprender a leer estos signos no como rebeldía, sino como gritos de auxilio.
Factores protectores: lo que salva vidas
Si bien la serie refleja el dolor, también abre la puerta a la conversación sobre lo que protege y da esperanza:
La conexión afectiva con adultos significativos.
La amistad como red de apoyo.
El acceso a ayuda psicológica temprana.
La posibilidad de hablar sin miedo al juicio.
La evidencia científica confirma que el acompañamiento cercano, el sentido de pertenencia y la validación de las emociones son claves para prevenir el suicidio (Van Orden et al., 2010; Joiner, 2005).
Del guion a la vida: nuestra responsabilidad
El impacto de series como Adolescence no está en lo que muestran, sino en lo que nos invitan a hacer fuera de la pantalla.
¿Escuchamos realmente a nuestros adolescentes?
¿Validamos sus emociones aunque no las comprendamos del todo?
¿Creamos entornos seguros donde puedan pedir ayuda sin miedo a ser juzgados?
La ficción nos sacude, pero la vida nos exige acciones concretas: abrir espacios de diálogo, fortalecer programas de salud mental en escuelas y comunidades, y normalizar la búsqueda de apoyo psicológico.
Un mensaje desde Althea
En el Centro de Psicología Althea creemos que hablar de suicidio es hablar de vida, de esperanza y de acompañamiento. Cada adolescente merece ser escuchado, acompañado y reconocido en su dignidad.
Si tú o alguien que conoces atraviesa momentos de desesperanza, recuerda: no estás solo/a. Buscar ayuda es un acto de valentía. Estamos aquí para caminar contigo.
Referencias
Joiner, T. (2005). Why people die by suicide. Harvard University Press.
Organización Mundial de la Salud. (2021). Suicide worldwide in 2019: global health estimates. Ginebra: OMS.
Ministerio de Salud de El Salvador (MINSAL). (2023). Informe de Salud Mental. San Salvador: MINSAL.
Organización Panamericana de la Salud (PAHO). (2022). Suicide prevention in the Americas. Washington, DC: PAHO.
Van Orden, K. A., Witte, T. K., Cukrowicz, K. C., Braithwaite, S. R., Selby, E. A., & Joiner, T. E. (2010). The interpersonal theory of suicide. Psychological Review, 117(2), 575–600.

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