Día Internacional del TDAH: Una mirada humana y científica desde El Salvador
- Raquel Suazo
- 12 jul
- 2 Min. de lectura
El 13 de julio, en el Día Internacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), vale la pena detenernos y reflexionar no solo desde las estadísticas, sino desde las historias y las vulnerabilidades que este diagnóstico trae consigo. Como terapeuta en El Salvador, Centroamérica, quiero ofrecerles una mirada empática y basada en la evidencia científica, sin perder de vista el impacto humano en quienes viven con TDAH.
TDAH: ¿qué nos dice la ciencia?
El TDAH es uno de los trastornos neuropsiquiátricos más investigados del mundo. Sabemos, por ejemplo, que afecta a aproximadamente un 5-7% de la población infantil y cerca de un 3-4% de la adulta, según la American Psychiatric Association. También sabemos que no es únicamente un “problema de niños inquietos”: involucra un funcionamiento diferente de las redes cerebrales encargadas de la atención sostenida, la autorregulación emocional y el control de impulsos. Los estudios han demostrado que el TDAH tiene una alta heredabilidad genética, pero también se ve influido por factores psicosociales y contextuales.
La vulnerabilidad como punto de partida
En mi trabajo clínico he visto cómo para muchas mujeres, adolescentes e incluso profesionales exitosos, recibir un diagnóstico de TDAH es tan liberador como doloroso. Liberador, porque finalmente encuentran una explicación para años de dificultad en organizarse, para esa sensación de ir siempre “a contracorriente”. Doloroso, porque también sienten vergüenza, miedo a ser etiquetadas, a no ser comprendidas.
Nombrar la vulnerabilidad es esencial. Reconocer que las personas con TDAH no son “perezosas” ni “desordenadas” de voluntad, sino que enfrentan un funcionamiento distinto, ayuda a crear entornos más comprensivos y menos estigmatizantes. En países como El Salvador, donde el acceso al diagnóstico y tratamiento todavía está limitado y donde la salud mental aún carga tabúes, este día nos recuerda que debemos hablar más del TDAH con respeto y sensibilidad.
¿Estamos sobrediagnosticando?
La proliferación de diagnósticos de TDAH también ha sido objeto de debate. En algunos contextos, especialmente en Norteamérica, las tasas de diagnóstico han aumentado significativamente en las últimas décadas. Como terapeuta, creo que es importante distinguir entre un sobrediagnóstico por falta de evaluación cuidadosa y la invisibilización que todavía ocurre en nuestra región. En Centroamérica, muchas niñas y mujeres adultas no son diagnosticadas porque sus síntomas son menos disruptivos, más internalizados. Esto las deja sin acceso a la ayuda que necesitan.
Por eso, el desafío está en lograr evaluaciones responsables y personalizadas, que reconozcan tanto los criterios diagnósticos como la experiencia única de cada persona.
Una invitación a la empatía
En este Día Internacional del TDAH, mi invitación es doble: a seguir investigando, para que los tratamientos sean cada vez más eficaces y accesibles, y a abrirnos a la empatía, para que cada persona que vive con TDAH se sienta escuchada, comprendida y acompañada.
Porque detrás de cada diagnóstico hay un ser humano, con historias de esfuerzo, creatividad y resiliencia.

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